viernes, 24 de junio de 2016

Infancia y juventud de Alojzije Stepinac



Alojzije Stepinac era el quinto de ocho hijos de la devota y trabajadora familia formada por Joseph Stepinac y Barbara Penić. Nació el 8 de mayo de 1898 en el pueblo de Brezarić en la parroquia de Krasić, a cincuenta kilómetros de Zagreb. Fue bautizado al día siguiente con el nombre de Alojzije Viktor.

Terminó la escuela primaria en Krasić, y en 1909, siendo cadete,  asistió a la escuela secundaria del mismo lugar. Después de 6° grado se presentó como candidato al sacerdocio.

Casa natal de Stepinac
Ya en aquellos primeros días, la vida de Alojzije  estuvo marcada por una firme confianza en el Señor, y especialmente llevaba en su corazón a la Virgen María.
Alojzije en la escuela amaba el deporte. El era un muchacho tranquilo, un poco reservado, pero muy radical cuando se trata de los valores cristianos. A pesar de que sus calificaciones no eran excelentes, era muy aplicado, y esto posibilitó que continuara sus estudios.  

Se graduó el 28 de junio de 1916, en un periodo escolar más corto de tiempo, después de lo cual fue reclutado en el ejército austríaco. Realizó un curso para oficiales en la ciudad de Rijeka. Mientras se encontraba en esa ciudad, frecuentemente visitaba el santuario de Trsat donde se encomendó a la virgen.  
Mons. Batelja contó una anécdota de ese período. Uno de sus compañeros soldados descubrió a un superior intentando violar a una chica y se lo impidió. El superior acusó al soldado, pero en su defensa salió Stepinac y gracias a ello, lo absolvieron. Con esto sale a la luz su mas conocido principio: 'Amar la justicia, y odiar la injusticia', frase que se puede leer en su tumba en la actualidad. 
Después de un curso de seis meses para oficiales en Rijeka fue enviado al frente italiano cerca de Gorica

Madre de Stepinac
La guerra lo llevó a Stepinac a lugares desde donde escribió cartas que nos resultan importantes testimonios de la maldad de los hombres, por un lado, y  un testimonio humano que nace de una profunda fe, por otro. También la guerra lo llevó por difíciles caminos, y luego de que su escuadra fue traicionada, en 1918, se presentó como voluntario croata en la batalla de Solun.  En 1919, tras ser nombrado teniente, volvió a su casa. 

La guerra marcó fuertemente a Stepinac, así como a todos los hombres,  animándole a una reflexión existencial profunda que lo impulsó, aún mas,  a adherirse firmemente a la Iglesia y la fe.

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